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La propuesta que hice es que estudiemos esta obra “Los orígenes e historia de la consciencia” de Erich Neumann. Es una obra escrita originalmente en 1949, o sea hace 74 años.
Y propuse que leyéramos solamente la segunda parte, que trata sobre el desarrollo de la consciencia en cada individuo. Pero, luego vi que era necesario tener una idea general de la primera parte, por lo que hice la labor titánica de tratar de resumirla. Son 200 páginas. Son muchas citas, por lo que les voy a pedir el favor de que todos me ayuden a leerlas. Va a ser un poco densa la presentación en ese sentido, pero creo que al final van a tener una idea general de los arquetipos que aparecen en la historia.
Para que tengan una idea completa de la obra, acá les muestro el índice general. Acá está el contenido de la primera parte de la obra. Luego les contaré por qué este autor las dividió en esas dos partes:
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CONTENIDO
PARTE I: LAS ETAPAS MITOLÓGICAS EN LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA
A: EL MITO DE LA CREACIÓN
B: EL MITO DEL HÉROE
C: EL MITO DE TRANSFORMACIÓN
PARTE II: LAS ETAPAS PSICOLÓGICAS EN EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
A: LA UNIDAD ORIGINAL
B: LA SEPARACIÓN DE LOS SISTEMAS
C: EQUILIBRIO Y CRISIS DE CONCIENCIA
D: CENTROVERSIÓN Y ETAPAS DE LA VIDA
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Algo acera de la trayectoria de este autor. Erich Neumann nació en Berlín en 1905, pero se residenció posteriormente en Tel-Aviv. Neumann fue considerado como uno de los mejores discípulos de Jung y uno de los participantes de Eranos más importantes. Fue psicoanalista y especialista en simbología, y uno de sus mayores éxitos fue analizar brillantemente el arquetipo de la Gran Madre, que es otra de sus grandes obras. Pero su obra más importante es indudablemente esta de “Los orígenes e historia de la consciencia”. Este autor murió en 1960.
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Me encanta el reconocimiento que hace Jung en el prólogo, porque hace un muy buen resumen de la obra. Menciona que el gran logro es haber comenzado su investigación en el punto que él la dejó en el tema del simbolismo de la madre. Hace una observación muy pertinente sobre las dificultades con las que se enfrentan los pioneros que no saben muy bien para dónde van, sino que van avanzando sin un rumbo claro, y muchas veces se pierden. Y Jung era especial para perderse. Mientras que los seguidores, es decir los posjunguianos tienen una visión más clara, pues parten de los planteamientos de Jung, logrando ofrecer explicaciones coherentes y más totalizadoras de las ideas iniciales. Y es lo que dice Jung que Neumann ha logrado y es arrancar con el simbolismo matriarcal, y concretamente con un símbolo que Jung descubrió cuando investigaba el tema de psicología y alquimia, que es el del ouroboros (o uroboros, como se le llama a veces) y que siente que fue el fundamente para crear una original historia sobre la evolución de la consciencia. Y a partir de allí, hacer una investigación histórica para encontrar los mitos universales que demuestran esa evolución. Y que realmente considera Jung que Neumann consiguió construir una teoría unificada y sólida en ese difícil terreno. Pero que no se queda en el campo histórico, sino que hace el paralelo con la evolución ya no colectiva sino individual del desarrollo de la consciencia en cada persona, con lo cual crea las bases para una teoría de la psicología del inconsciente.
Comencemos pues. Uno de los planteamientos básicos de la Psicología Analítica es que el ser humano fue desarrollando la consciencia de manera muy lenta a lo largo de la historia, emergiendo de los abismos y profundidades del inconsciente colectivo y evolucionando hacia el inconsciente personal, hasta llegar al grado de desarrollo actual de la consciencia, y la final aparición del yo, lo cual no es de ninguna manera un nivel alto ni de gran estabilidad. Por eso es tan fácil que haya trastornos psicológicos. Dice Jung que es tan incompleto el resultado que aún quedan vastas zonas sumidas en las tinieblas.
Además, según Jung, dicha evolución consciente se da tanto en la historia de la humanidad (es decir en el plano filogenético) sino que se repite en el desarrollo de la conciencia en la vida de cada individuo (es decir en el plano ontogenético), que será el núcleo de la lectura que vamos a realizar, y que constituye la segunda parte de nuestro libro.
Así que Neumann, en la primera parte de este libro, se apoya en un gran conocimiento de la mitología clásica y del estudio comparado de las religiones, para rastrear la historia y ofrecer evidencias para comprobar estas hipótesis junguianas. Como dije, según este autor, los estadios comienzan y terminan con el símbolo del ouroboros, o serpiente que se devora a sí misma, que tiene dentro de sus múltiples significados la idea de que el final de muchos procesos se identifica con el comienzo de otros.
Los demás estadios intermedios corresponden a la creación del mundo, la gran madre, la separación de los padres, el nacimiento del héroe, la muerte del dragón, el rescate de la cautiva y la transformación y deificación del héroe. En esta secuencia que voy a estar repitiendo una y otra vez, también es posible identificar teóricamente el paso del matriarcado al patriarcado. Y es una secuencia que es proyectada en los mitos universales, por lo que es posible seguir la trayectoria del desarrollo de la conciencia en el ser humano, a través del estudio de los mitos.
Así que en esta primera parte del libro, Neumann va a mostrar cómo en los referentes mitológicos se pueden encontrar arquetipos que mantienen una estrecha relación unos con otros y que marcan la sucesión de estadios que constituyen el desarrollo de la conciencia a través de la historia de la humanidad. Esta es una prueba de la importancia de los arquetipos.
Y en la segunda parte de la obra que es la que propongo que leamos detalladamente a partir de la próxima sesión, este autor señala la manera en que, en el curso de vida de cada ser humano, el yo debe pasar por las mismas fases arquetípicas, siguiendo el mismo camino recorrido antes de él por toda la humanidad. La evolución histórica de la conciencia del yo se da a través de un proceso continuo en el que la conciencia va asimilando un número cada vez mayor de contenidos inconscientes, lo cual le permite ampliar progresivamente sus propias fronteras.
Como un resumen de la primera parte del libro, o sea de la parte histórica, ofrezco a continuación algunos de los principales símbolos de los mitos universales relacionados con los estadios y etapas o sub-estadios evolutivos de la conciencia, complementados con citas de Neumann.
Son estos tres estadios:
La hipótesis fundamental de Neumann es que, en la historia de la humanidad, las manifestaciones míticas son una demostración ingenua de lo que ocurre en sus procesos psíquicos. Y eso sucede, aunque los seres humanos experimenten y transmitan el mito como algo totalmente diferente. No obstante, el reconocimiento intuitivo de este hecho es el que provoca esa atracción tan mágica que nos despiertan las cosmogonías y mitos universales.
Empecemos entonces con el Mito de Creación
Acá muestro esa maravilla de obra de El Bosco que se llama El jardín de las delicias. Y que está en el Museo de El Pardo en Madrid. Es un tríptico pintado al óleo, elaborado hacia 1500, que cuando está cerrado, se representa la creación, y al abrirlo, los tres paneles interiores representan el paraíso, la vida terrenal (que es el jardín de las delicias) y el infierno.
Bueno, pero lo más importante para nuestro tema e que este Primer estadio del Mito de la Creación, contiene tres etapas: 1) El Ouroboros, 2) La Gran Madre, y 3) La Separación de los padres primordiales.
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Primera etapa: El Ouroboros
Esta es una imagen del Ouroboros Alquímico del s. XVII
Y es que todo comienza tanto en el origen de la humanidad como en la mente del bebé con un estado urobórico. Quién me ayuda a leer lo que dice Neumann: «El estado de alborada que caracteriza el principio se proyecta mitológicamente en forma cósmica…». Los relatos «deben comenzar, invariablemente con el mundo exterior, porque el mundo y la psique son aún una sola cosa. (…) El círculo, la esfera y lo redondo son aspectos de lo Autocontenido, sin comienzo ni fin… es eterno, porque, en lo rotundo, no hay antes ni después, no hay encima ni debajo, no hay espacio. Todo eso sólo puede aparecer con el surgimiento de la luz, de la conciencia, que aún no está presente». Y recodemos que nos estamos refiriendo acá a un símbolo que aparece muy temprano en la historia de la humanidad, pero que también representa el inconsciente de un niño en el que no existe un yo, ni una persona, ni una sombra, ni un anima o animus. Ni una madre ni un padre. Todo es una totalidad inconsciente e indiferenciada.
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Por eso el bebé no siente que sea alguien diferente de su madre, sino que él y su madre son una misma cosa. Dice Neumann más adelante: «El ouroboros representa lo redondo que contiene, es decir, el vientre primitivo materno y el útero, pero también la unión del antagonismo masculino-femenino, los ancestros, padre y madre unidos en cohabitación permanente (…) El incesto urobórico es una forma de penetración en la madre, de unión con ella… (…) el ouroboros simboliza también el impulso creador del nuevo comienzo, la ‘rueda que gira por sí misma’, el primer movimiento y la espiral…».
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Y viene la segunda etapa – La Gran Madre
Esta es una imagen de la Gran Madre de Etruria, en el s. V a.C.
Esta etapa corresponde al período en que el yo y la consciencia están bajo el dominio del Ouroboros materno. Dice Neumann: «El yo naciente se vuelve consciente de las cualidades de placer-dolor, … en consecuencia, el mundo se vuelve ambivalente para él…. Ese mundo experimentado es el mundo del matriarcado de J. J. Bachofen, con sus diosas de la maternidad y del destino». Un paréntesis: Bachofen fue un teórico suizo del matriarcado, que investigó hacia 1850 . Fue uno de los principales antropólogos que estudio el símbolo, específicamente en los mito. Su obra más conocida es El matriarcado, que es una investigación sobre el mundo antiguo, en la que planteó que el matriarcado fue el régimen más antiguo en la historia y que existió una mitología femenina relacionada con la gran madre.
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Esta es la venus de Willendorf del período paleolítico y esta otra es otra fue encontrada en Turquía en el s. V a.C. Quise dar ejemplos de figuras bondadosas o terribles. Dice Neumann: «La madre devoradora y malvada, y la madre dadora y bondadosa son dos aspectos de la gran Diosa Madre ourobórica que reina en ese nivel psíquico. (…) En ese estadio la consciencia no logra aún encontrar un punto de apoyo firme en medio del diluvio del ser inconsciente» Y es que el bebé empieza a vivir a la madre en lo positivo y en lo negativo.
Esta es nuestra diosa Bachué con su hijo amante. Y es que a pesar de la ambivalencia madre-huji, hay una simbiosis entre los dos. Pero recuerden que también nos referimos acá a la relación de la consciencia con el inconsciente. Dice Neumann: «El reflejo de ese estadio inicial de la conciencia en su relación con el inconsciente es encontrado en la mitología de la Madre Diosa y de su vínculo con el hijo amante…».
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Esta etapa puede representar para la consciencia incipiente, tanto un inconsciente positivo generador de vida como al inconsciente negativo generador de muerte. Es decir, lo puede sentir como amable a la vez que peligroso y perseguidor. Dice Neumann: «Las culturas de la Madre Diosa y sus mitologías están íntimamente relacionadas en general con la fertilidad y el crecimiento y, en particular, con la agricultura.. (…) Sin embargo, ese niño sufre el mismo destino del amante adolescente que le sucede: y es que muere. Su sacrificio, muerte y resurrección son el punto central de cultos rituales primitivos de la humanidad…, el niño es asociado al ritmo anual de la vegetación… En una fase en que la conciencia comienza a obtener su auto-conciencia… la preponderancia del ouroboros maternal se torna trágicamente funesta para ese yo» (Neumann, 1968:49-51). Es decir, y en mis palabras: que el mismo sentir que la madre puede ser peligrosa, hace que comience la consciencia a pensar en separarse de ella.
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Y esta otra es la Bruja Rangda en una danza ritual en Indonesia. Y es que sigue la amvibalencia con la gran Madre Diosa: «No son apenas divinidades que alimentan, tejen, dan y conservan la vida, sino también diosas de la avidez de sangre y de lo salvaje…. Sin embargo, están subordinados a un sentido más elevado de la naturaleza, que es el sentido de la fecundidad».
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En el nivel siguiente, «el temor del adolescente lleva a la fuga y a la resistencia bajo diferentes formas…, la actitud de desafío, el rehusarse a amar lleva, no obstante, a lo que la Madre Terrible desea, o sea, el ofrecimiento del falo (la auto-castración)» Y esta es la foto de un indígena Kogui, con el que trato de representar la escena del mito de la creación Kogui, en el que Sintana debe huir de su madre que ha enviado al jaguar para persiguirlo.
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Y también la consciencia naciente sufre de un conflicto interno que, como suele suceder, lleva a un desarrollo, a un progreso. «Esa fragmentación se revela después en el motivo de los hermanos gemelos hostiles, o motivo arquetípico de la autodivisión…. Este motivo surge cuando el elemento masculino se separa, mediante la autodivisión, en un elemento autodestructivo-asesino, de un lado, y de otro, un elemento positivo-creador, llegando a la autoconciencia» Esa autodivisión de la consciencia puede representarse simbólicamente con la rivalidad de los hermanos, como la de Caín y Abel. Y es una lucha a muerte.
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Otro mito común en la historia es el del sacrificio del adolescente: «En el comienzo de ese ritual, sucede cada año la muerte del rey adolescente de la fecundidad, cuyo cadáver es despedazado y esparcido por los campos… Posteriormente, cuando el matriarcado se transformó en patriarcado,…. el rey permanecía vivo, una vez que el animal o ser humano sustituto … volvía su muerte innecesaria». O sea que este mito cambia cuando se pasa del matriarcado al patriarcado
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Y la tercera y última etapa de este estadio es – La separación del mundo parental, es decir la separación de los padres primordiales
Esta es una imagen egipcia de La separación del cielo y la tierra. que también representa simbólicamente este momento. Psicológicamente corresponde al surgimiento de los opuestos, que sabemos la importancia que tienen en la vida psicológica. Uno se mueve siempre resolviendo internamente conflictos entre fuerzas contrarias, que llevan a movimientos psíquicos. «La separación de los Padres del Mundo, la división entre los opuestos a partir de la unidad, la creación del cielo y de la tierra, del encima y del abajo, del día y de la noche, de la luz y de las tinieblas, el acto que es un crimen y un pecado…. Es creencia común de los pueblos primitivos que el cielo y la tierra estaban originalmente unidos uno al otro… (…)
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Y un par de opuestos por excelencia son los de la luz y la oscuridad, entre el sol y la luna. Veamos lo que dice el autor: «La luz, símbolo de la conciencia y de la iluminación, es el principal objeto de las cosmogonías de todos los pueblos. En consecuencia, en las leyendas de creación de prácticamente todos los pueblos y religiones, el proceso de creación se halla fundido con el surgimiento de la luz… Ese acto de cognición y de discriminación consciente, divide el mundo en opuestos…».
Y llega finalmente al nacimiento del yo, que es la última fase de esta primera etapa del mito de la creación. Y que puede estar representada por la salida de Adán y Eva del paraíso. Esta pintura es el Adan y Eva en el Paraiso, de Miguel Angel, y que está en la Capilla Sixtina. ¿Qué dice Neumann? «Por medio del acto heroico de la creación del mundo y de la división entre opuestos, el yo sale del círculo mágico del ouroboros y entra en un estado que siente como soledad y discordia interna. Con el surgimiento del yo, la situación paradisíaca es abolida… Esto… lleva a la división de la constitución hermafrodita y a la separación del mundo en sujeto y objeto, dentro y fuera, y también al surgimiento del bien y del mal… La superación del yo… compensada por la depresión autodestructiva… siendo todo eso síntomas característicos de la pubertad».
Y hasta acá lega el estadio de la creación, que es el más extenso de los tres.
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Y seguimos con el segundo estadio que es el
Mito del Héroe
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Este Segundo estadio, contiene tres etapas: 1) El nacimiento del héroe, 2) El asesinato de la madre, y 3) El asesinato del padre. Y lo que haré es continuar con extractos del libro sobre estos sub-períodos.
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Entonces vamos con la Primera etapa – del Nacimiento del Héroe
Con el Mito del Héroe se entra en una nueva fase en la que el yo y la consciencia se continúan afianzando, y aparece en los mitos un aspecto muy estudiado por Otto Rank y es que los héroes suelen tener dos pares de padres, unos terrenales y otros divinos. Acá pongo el caso de Cristo como héroe. “El hecho de tener el héroe dos padres o dos madres constituye una característica esencial del canon del mito del héroe. Además de su padre personal, hay un padre ‘superior’, esto es, una figura arquetípica de padre, apareciendo de igual manera, al lado de la madre personal, la figura de una madre ‘superior’.”
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Otra característica del nacimiento del héroe es que no sucede como el resto de los humanos. Recordemos que el ángel Gabriel visita a María, que no ha cometido impurezas con José, para anunciarle el nacimiento de Cristo. Dice Neumann: «Lo importante en el nacimiento del héroe es siempre su naturaleza poco común, diferente o sobre-humana. El milagro de su nacimiento era atribuido por la mujer a los espíritus ancestrales, lo cual es una experiencia pre-patriarcal que antecede la época en que se pasó a reconocer el nexo causal de la procreación con el intercambio sexual con el hombre. La experiencia primaria de la mujer con el nacimiento es matriarcal. No es el hombre el padre del hijo: el milagro de la procreación viene de Dios…”
En el comienzo, la Gran Madre era el único creador verdadero, más tarde ella es embarazada por un procreador espiritual y finalmente lo hace un Rey-Dios patriarcal. Esto sucede en Egipto: “La naturaleza doble del padre es reproducida en el hijo Horus por él generado, que es `hijo de su padre y todavía, al mismo tiempo, un hijo del Dios supremo’. Y esa estructura dual del rey reaparece también en el motivo arquetípico de los hermanos gemelos, uno mortal y otro inmortal, cuyo ejemplo más evidente es el mito griego de los Dióscuros”. Recordemos que los Dióscuros eran hermanos mellizos en la mitología griega: Castor, que era mortal y Pólux, que era inmortal. Eran hermanos de Helena de Troya.
Más tarde, la consciencia logra independizarse del inconsciente matricial y asumir una autonomía masculina. Dice el autor: “El yo que despierta experimenta su masculinidad, o sea, su autoconciencia cada vez más activa… Es expulsado de la matriz maternal y se encuentra a sí mismo al distinguirse de esa matriz… Los hombres son asociados a los padres…, que son el ‘baluarte de la ley y el orden’… en oposición a la tierra femenina…
De ahí viene la correlación fundamental entre cielo y masculinidad…. Es la comprobación de la capacidad manejable de preservar, donde sea necesario el yo y la conciencia, y de superar la naturaleza inconsciente e infantil de los miedos e impulsos… Cielo, padre, espíritu y masculino son correlacionados y representativos de la victoria del patriarcado sobre el matriarcado…”. Creo que esto se relaciona con algo que sucede en muchas comunidades indígenas, y es que cuando los jóvenes llegan a cierta edad, son alejados de las madres (es decir de lo femenino matricial) y pasan por una serie de rituales dolorosos que representan el paso al mundo de los guerreros (es decir de la masculinidad).
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La Segunda etapa de este estadio, que es muy lógica en el proceso que estamos viendo, es– El Asesinato de la Madre. Surge de la autonomía del adolescente que debe matar simbólicamente a la madre para poder abrirse a la posibilidad de enamorarse de otra mujer. Esta es una imagen de San Jorge y el dragón, del S. XVI. Y es que el dragón suele simbolizar la madre y el inconsciente. Dice nuestro autor: “Ahora, el yo está ante la ‘lucha con el dragón’, la cual “representa tres componentes principales: el héroe, el dragón y el tesoro. Al vencer al dragón, el héroe gana el tesoro, que es el producto final del proceso simbolizado por la lucha…».
El miedo al dragón representa «el temor masculino al elemento femenino en general. El incesto del héroe es el incesto con la Grande y Terrible Madre. …. Superar el miedo de ser castrado significa vencer el dominio de la madre… Para el yo y para el elemento masculino, el elemento femenino es sinónimo de lo inconsciente… El vientre de la mujer es el lugar de origen de donde se vino”.
Es el combate con una madre que no se puede considerar una figura personal, sino que se trata del arquetipo de la madre, que es el origen de todo, incluso de lo inconsciente.
En la lucha con el dragón, el cual es a veces reemplazado en los mitos por la ballena, el héroe debe llevar a cabo en la barriga del monstruo una transformación que le permita ser liberado por ese monstruo. Esta es una pintura de Jonás que fue lanzado a las aguas, devorado por una ballena y arrojado por esta luego de un tiempo. Dice el autor: “El devoramiento es a menudo representado como una derrota preliminar en la lucha contra el dragón”. Ocurre entonces “una fase de cautividad y derrota durante su enfrentamiento con el monstruo… Esta fase es el necesario preludio al renacimiento”. “En esa secuencia de peligro, batalla y victoria, la luz cuya significación para la conciencia repetidamente enfatizamos- es el símbolo central de la realidad del héroe…. El héroe no es solamente el vencedor del elemento materno, sino que también mata el aspecto terrible de este para libertar su aspecto fecundo y benéfico”
Y pasamos a la Tercera etapa, también muy esperable, que es la del– El asesinato del padre